Juana María Balsalobre: catálogo de los VI Encuentros de Arte. Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 2004.

Mario Rodríguez Ruiz quiere expresar de forma plástica la tensión que genera la dualidad de las cosas, la mezcla de culturas. Para él sus obras transmiten una idea de tránsito, son imágenes indefinidas, fruto de una conjunción de símbolos y de realidades; son atemporales. Una de sus fuentes de estudio parte de la historia del arte de las culturas de la Antigüedad, donde se muestran los rasgos faciales característicos de cada una de ellas, desde los diversos mundos como el de los egipcios y el de los aztecas. Por otro lado, su análisis se centra en la combinación de imágenes mezcladas para componer el retrato, porque el artista recurre a apuntes del natural, a fotografías suyas y a las que toma de periódicos, revistas, carteles o de la televisión para crear sus obras.

De su interés social y artístico por las culturas indígenas norteamericanas tenemos, en esta muestra, el dibujo en grafito sobre papel, Figura de tierra y paja, la pintura acrílica sobre tabla, Máscara de tierra y paja y El salto, resuelto con un dibujo de suelta y enérgica factura y añadidos puntuales para resaltar la original composición. También se expone la pintura al óleo y acrílica sobre tabla, que lleva por título 27-5-03/132, en la que, además de sugerir lo indefinido numeral, plantea la intensidad de la figura a través de masas tonales y repetición casi mecánica de líneas. En el Retrato robot del asesino de Geneva Hillicker dibuja y desdibuja para mostrar las realidades interiores del hombre pero también la idea integración, donde se mezclan personas de diferentes edades, sexos y grupos étnicos.