David Martínez Sabater: catálogo de la exposición celebrada en El Patio de Jonás galería-bar, Monóvar (Alicante). Noviembre-Diciembre de 1993.
Viendo tus cuadros he visto tu alma.
Entre cientos de colores, entre miles de matices, aquellos húmedos pinceles escondieron un lamento; aquellos lienzos que pintabas, testigos de tu evolución, grabaron poco a poco, nota a nota, la música de tu aprendizaje. Ya sabes lo que es ver cómo el mar se ahoga; y, contigo, también lo saben ellos.
Ya supiste lo que es tener que aprender a sonreír mientras vomitas; y, contigo, también ellos lo supieron.
Ya aprendiste que tus instantes pueden ser devorados por los decrépitos dientes de mármol que tiene el tiempo; y, contigo, también aprendieron ellos, tus cuadros.
Quizá tu solitario borracho nunca hablo, o tu nocturno tejado no sea cielo, o tu pobre niña, nunca pueda llorar y tus paisajes desolados no sean más que desérticas llanuras que el invierno siempre pudo arrasar. Pero, allá donde vayan, tu tejado, tu borracho…irá con ellos tu sombra, irá con ellos tu aliento. Como dijo el poeta, «Todo retrato que se pinta con sentimiento es un retrato del artista, no del modelo».
Y ahora, entre paredes, tus cuadros, tu alma.
Ya no hay cielo, ni palabras, ni lamentos, ni furtivas lágrimas volátiles entonando su canción a destiempo.
El proceso se detuvo, parece que amainó la tormenta.
Pero mañana, lo presiento, volverá a soplar tu viento.
Mañana, como ayer, volverá a darte igual que el tiempo… siga siendo tiempo.