Francisco Javier Consuegra: Catálogo de la muestra El paisaje de lo cotidiano, celebrada en la sala Luis Garay. Universidad de Murcia, noviembre – diciembre de 2006.
“la belleza artística, no consiste en representar una cosa bella,
sino en la bella representación de una cosa”.
Emmanuel Kant.
La propuesta artística que presenta Mario Rodríguez Ruiz en esta ocasión nos adentra de lleno al mundo de lo cotidiano presentándolo con una dimensión muy especial, íntima.
Es un artista cuyo trabajo se centra en observar la realidad sin quedarse en mero espectador que plasma lo que ve, no, él observa para adentrarse en el paisaje de lo cotidiano, en los elementos que conforman su entorno más inmediato dotando a ese mundo objetual que lo rodea de una gran transcendentalidad.
Su obra nos permite aproximarnos de forma muy directa a la vida, a nuestra vida. La maestría de su trazo, la suavidad y definición de sus líneas y la fuerza de su cromatismo nos acercan a objetos conocidos pero en los que no habíamos reparado, formas grises o de color llenas de alma, compañeras del día a día, dotadas de una existencia efímera como nuestra propia vida. Ahí están, calles vacías; árboles y tejados que podemos ver desde nuestra ventana al despertar; gentes que deambulan solas; ambientes que nos miran, que pasan, como el tiempo, frente a nosotros; espacios vacíos y solitarios pero al mismo tiempo llenos de matices; plantas y vegetales sobre fondos que descubren caminos y planos por los que nuestra mirada se enriquece y sensibiliza… en definitiva imágenes que podrían ser consideradas como banales pero que dejan de serlo al ser filtradas e interpretadas por su mirada y su mano, permitiendo que quien se detenga en su obra reflexione sobre su importancia.
Con esta muestra, Mario evoluciona y madura en su trayectoria puesto que se detiene, escoge, selecciona los detalles de lo general, de los ambientes pasa a lo pequeño, rescata aquello que puede pasar desapercibido para dotarlo de significado y ¿para qué?, para realizar lo que nunca solemos hacer, pararnos un momento para dejar de ver y ponernos a mirar aquello que nos rodea, aquello que nos puede permitir sentirnos bien aunque nos pueda incluso entristecer, producir añoranza o simplemente recordar lo solos que podemos llegar a estar.
A lo largo de nuestra vida muchas cosas y personas pasan, llegan incluso a perder el sentido que en algún momento tuvieron, transitaron por ella para no dejar ni rastro. Nos llueven los años y sus acontecimientos y es por ello por lo que nos hace falta, en ocasiones, detenernos para recuperar lo recuperable, lo transcendental que generalmente está en lo pequeño, en lo cercano y si eso es o forma parte de lo cotidiano en nuestra vida tendrá el significado que cada uno de nosotros le queramos dar. Gracias Mario por acercarnos a tu mundo, a nuestro mundo.